A simple vista Rabanita no tiene nada distinto del resto de sus compañeras, excepto que su cresta es muy pequeña.
Sin embargo, la gallina de plumaje marrón se ha convertido en la sensación de un pequeño pueblo llamado Santa María de Huecatitilán, al norte de la capital mexicana, debido a que diariamente pone un huevo de cascarón verde.
“Desde el día 5 de diciembre ha estado poniendo los huevos verdes…pone uno diario”, dijo orgullosa su dueña Elvira Romero, una ama de casa que obtuvo la gallina como parte de un paquete a precio especial que reparte el gobierno para ayudar a los campesinos con su alimentación.
En el paquete había 10 aves, nueve hembras y un macho a los que ha criado en su patio sin cuidados extraordinarios.
Romero aseguró que a Rabanita no le da una dieta especial o distinta del resto de sus gallinas.
Sólo le pone maíz, tortillas y alimento para pollos, por lo que no tiene explicación para el color de los huevos, muchos de los cuales ha regalado a los vecinos que cada vez con más frecuencia se acercan a su casa.
“Parecen de los de chocolate, de Pascua, pero de sabor están idénticos”a los otros, relató Romero.
“Mis hijos me dicen que Diosito me premió con una gallina” así, afirmó.
Sin embargo, la gallina de plumaje marrón se ha convertido en la sensación de un pequeño pueblo llamado Santa María de Huecatitilán, al norte de la capital mexicana, debido a que diariamente pone un huevo de cascarón verde.
“Desde el día 5 de diciembre ha estado poniendo los huevos verdes…pone uno diario”, dijo orgullosa su dueña Elvira Romero, una ama de casa que obtuvo la gallina como parte de un paquete a precio especial que reparte el gobierno para ayudar a los campesinos con su alimentación.
En el paquete había 10 aves, nueve hembras y un macho a los que ha criado en su patio sin cuidados extraordinarios.
Romero aseguró que a Rabanita no le da una dieta especial o distinta del resto de sus gallinas.
Sólo le pone maíz, tortillas y alimento para pollos, por lo que no tiene explicación para el color de los huevos, muchos de los cuales ha regalado a los vecinos que cada vez con más frecuencia se acercan a su casa.
“Parecen de los de chocolate, de Pascua, pero de sabor están idénticos”a los otros, relató Romero.
“Mis hijos me dicen que Diosito me premió con una gallina” así, afirmó.